—Y... ¿Bien? ¿Cuál será tu siguiente deseo? —El genio parecía estar de buen humor; estuvimos 3 días sin vernos después del deseo anterior, supongo que en ese tiempo reflexionó sobre lo que discutimos. Esa fue una discusión irónica, pero supongo que el deseo está funcionando, aún es temprano y ya estoy por llegar a mi destino.
—Bueno... En realidad no sé que pedir... —Yo fingía que hablaba por teléfono porque los demás no veían a mi sirviente, eso le molestaba pero yo no quería que los demás pensaran que me encontraba hablando sólo, como si estuviera loco, aunque probablemente lo estaba, después de todo ¿quién creería que los genios de los cuentos (si, esos que cumplen deseos y aparecen de las lámparas) son reales y yo tenía uno a mi servicio que solo yo podía ver?
—TUVISTE TRES DÍAS PARA PENSAR EN ELLO —dijo interrumpiéndome con voz enfurecida pero sin gritar.
—¡Pues tu tardaste mucho en cumplir con el anterior! —le repliqué con voz a cuello. La gente del lugar volteó a verme después de eso pero no me di cuenta, hasta más adelante —¡si lo hubieras hecho más rápido no habría dudado en decirte el siguiente en ese instante!
—PUDISTE HABÉRMELO DICHO ESE MISMO DÍA INMEDIATAMENTE DESPUÉS —el genio comenzaba a transformarse en algo parecido a un reptil.
—¡Y como iba a hacer eso sí desapareciste al instante!
—SI FROTAS EL OBJETO YO APARECERÉ DE INMEDIATO; RECUERDO HABERLO DICHO CUANDO FIRMASTE EL CONTRATO.
Al instante recordé que me lo dijo también después de pedir el primer deseo. Me tranquilicé después de eso y volteé hacia los lados, fue ese el momento en que noté que varias personas me veían y decidí irme de allí.
Continúe caminando mientras el Genio me seguía por detrás. Me sentía avergonzado por lo que acababa de ocurrir y no dije nada durante un buen rato.
—Y... ¿Bien? —su voz se calmó también pero aún sonaba molesto— ¿me dirás el siguiente deseo hoy o deberé esperar más?
—No lo sé, es algo complicado. Todos los deseos que se me ocurren podrían tener consecuencias inesperadas.
—Es un riesgo que correr, por eso se firma el contrato.
—Y ningún deseo es reversible ¿cierto? Habría que seguir con las consecuencias hasta el final. —Él asintió con la cabeza— Al menos el deseo anterior lo formulé bastante bien...
—Eso solo hasta donde tú lo crees — el Genio hizo una mueca horrible torciendo los labios, era como una sonrisa en extremo maliciosa.
—¿Hasta dónde yo creo? ¿Eso qué significa?
—Es demasiado pretencioso e infantil de tu parte creer que un deseo está bien formulado, el contrato que firmaste lo dice explícitamente: «Ningún deseo estará perfectamente bien formulado por muy largo y/o detallado que sea...»
—Siempre tendrá huecos imposibles de rellenar por la persona que lo pide, huecos que será necesario tapar, por lo que el Genio está en libertad de actuar como le parezca necesario para dicha acción, de lo contrario el deseo no se realizará por los motivos explicados en los capítulos de “Continuidades Temporales” y “Realidad y Tiempo”.
—Exacto.
—Pero aún así, lo formulé bastante bien para mi conveniencia...
—Tu conveniencia basada en tus propios criterios no significa que sea algo bueno, de hecho podría ser considerado algo egoísta... Y el egoísmo lleva a pensamientos y actos maliciosos que pueden afectar el bien común e incluso el bien propio. —Las palabras del Genio me dejaron pensando durante mucho tiempo, así que me ví en la necesidad de pedirle que se retirara y me dejara pensar y sopesar lo acababa de decirme.
Llegué a la escuela con media hora de anticipación, aún estaba cerrada la entrada principal. Me senté en uno de los columpios del parque que se encontraba frente al edificio para esperar a que abrieran. Era una mañana fresca, no hacía viento y parecía perfecta para reflexionar las palabras del Genio y pensar más seriamente sobre el próximo deseo y todas sus consecuencias.
—¡Hola Vio! —su voz llegó por detrás, y cuando me nombró, sentí que estaba seguro de cuál debía ser mi siguiente deseo —. ¡Has llegado muy temprano hoy! ¿que mosca te ha picado?
—¡Hola Ju! ¿Mosca? Ninguna, pedí un deseo para llegar a todas partes a una hora conveniente y creo que hoy ha resultado bien.
—¿Un deseo? Jajajaja ¿acaso la tetera que compraste el jueves concede deseos? Porque de ser así, yo necesito unos cuantos ¿sabes? —ambos reímos, ella porque creía que era algo gracioso y yo porque podía decirle la verdad y ella no se daría cuenta que en realidad no bromeo (el Genio no sale de una lámpara mágica, sino de una tetera pequeña).
Le hablé sobre lo que comentó el Genio (sin decirle quien me lo había dicho) y le pregunté que opinaba ella sobre el tema pero, al parecer también se quedó pensando en el asunto y al final me dijo que a ella se le complicaba mucho todo eso sobre el egoísmo; ella no lo entendía y no sabía que pensar al respecto. Al final solo me dijo que nos veríamos a la salida para seguir conversando de ello pues ya era la hora de entrada y nosotros nos estábamos retrasando.
El día transcurrió lento, pero me hacía feliz saber que el deseo anterior funcionaba bien. Al final de las clases salí un poco tarde, pero realmente no me preocupé, si el deseo funcionaba, esa tardanza me traería algo bueno y así fue: Ju también había salido tarde.
—Espero no haberte hecho esperar mucho, me tocó hacer la limpieza del áula — ella se había recogido el cabello en una coleta y cuando me habló estaba por deshacerla pero se lo impedí —¿Por qué, tengo algo en el cabello?
—¡No! ¡Nada de eso! Simplemente me agrada como te ves... así. —ella se ruborizó un poco mientras yo sentía que mi cara se ponía caliente, supongo que también me sonroje; comenzamos a caminar en dirección a su casa (o eso creía yo) pero en silencio, hasta que decidí decir algo: —Y bueno, no terminaste de decirme lo de está mañana.
—Si, bueno, yo decía que en mi casa me han dicho que suelo ser muy egoísta, porque apesar de tener hermanos no me agrada compartir nada con ellos y tal vez tengan razón un poco, pero lo que no entiendo a veces es el porqué debería compartirlo todo, para algunas personas suena mal cuando lo digo pero, me gusta que mis cosas sean únicamente mías, no sé... realmente no sé cómo explicarlo...
—¡Oh, no! Descuida, en realidad creo que te entiendo un poco...
—¿En serio? ¿Pensaba que tú eras hijo único?
—Em... si, de hecho si pero... —ella me veía con una expresión de curiosidad, expectante a que yo pudiera decir algo sin sentido o algo que realmente no pensara —me refiero a... que entiendo que quieras que tus cosas sean solo para ti. A mi me gusta que mis cosas estén a mi disposición todo el tiempo. No creo que eso sea algo egoísta ¿o si?
—No lo sé.— Se despidió en ese momento, ella dijo que tenía que pasar a ver a su papá antes de llegar a su casa; intenté acompañarla un rato más pero ella me lo impidió, no supe por qué. Me sentí incómodo por un momento mientras ella solo se iba.
—Bueno... En realidad no sé que pedir... —Yo fingía que hablaba por teléfono porque los demás no veían a mi sirviente, eso le molestaba pero yo no quería que los demás pensaran que me encontraba hablando sólo, como si estuviera loco, aunque probablemente lo estaba, después de todo ¿quién creería que los genios de los cuentos (si, esos que cumplen deseos y aparecen de las lámparas) son reales y yo tenía uno a mi servicio que solo yo podía ver?
—TUVISTE TRES DÍAS PARA PENSAR EN ELLO —dijo interrumpiéndome con voz enfurecida pero sin gritar.
—¡Pues tu tardaste mucho en cumplir con el anterior! —le repliqué con voz a cuello. La gente del lugar volteó a verme después de eso pero no me di cuenta, hasta más adelante —¡si lo hubieras hecho más rápido no habría dudado en decirte el siguiente en ese instante!
—PUDISTE HABÉRMELO DICHO ESE MISMO DÍA INMEDIATAMENTE DESPUÉS —el genio comenzaba a transformarse en algo parecido a un reptil.
—¡Y como iba a hacer eso sí desapareciste al instante!
—SI FROTAS EL OBJETO YO APARECERÉ DE INMEDIATO; RECUERDO HABERLO DICHO CUANDO FIRMASTE EL CONTRATO.
Al instante recordé que me lo dijo también después de pedir el primer deseo. Me tranquilicé después de eso y volteé hacia los lados, fue ese el momento en que noté que varias personas me veían y decidí irme de allí.
Continúe caminando mientras el Genio me seguía por detrás. Me sentía avergonzado por lo que acababa de ocurrir y no dije nada durante un buen rato.
—Y... ¿Bien? —su voz se calmó también pero aún sonaba molesto— ¿me dirás el siguiente deseo hoy o deberé esperar más?
—No lo sé, es algo complicado. Todos los deseos que se me ocurren podrían tener consecuencias inesperadas.
—Es un riesgo que correr, por eso se firma el contrato.
—Y ningún deseo es reversible ¿cierto? Habría que seguir con las consecuencias hasta el final. —Él asintió con la cabeza— Al menos el deseo anterior lo formulé bastante bien...
—Eso solo hasta donde tú lo crees — el Genio hizo una mueca horrible torciendo los labios, era como una sonrisa en extremo maliciosa.
—¿Hasta dónde yo creo? ¿Eso qué significa?
—Es demasiado pretencioso e infantil de tu parte creer que un deseo está bien formulado, el contrato que firmaste lo dice explícitamente: «Ningún deseo estará perfectamente bien formulado por muy largo y/o detallado que sea...»
—Siempre tendrá huecos imposibles de rellenar por la persona que lo pide, huecos que será necesario tapar, por lo que el Genio está en libertad de actuar como le parezca necesario para dicha acción, de lo contrario el deseo no se realizará por los motivos explicados en los capítulos de “Continuidades Temporales” y “Realidad y Tiempo”.
—Exacto.
—Pero aún así, lo formulé bastante bien para mi conveniencia...
—Tu conveniencia basada en tus propios criterios no significa que sea algo bueno, de hecho podría ser considerado algo egoísta... Y el egoísmo lleva a pensamientos y actos maliciosos que pueden afectar el bien común e incluso el bien propio. —Las palabras del Genio me dejaron pensando durante mucho tiempo, así que me ví en la necesidad de pedirle que se retirara y me dejara pensar y sopesar lo acababa de decirme.
Llegué a la escuela con media hora de anticipación, aún estaba cerrada la entrada principal. Me senté en uno de los columpios del parque que se encontraba frente al edificio para esperar a que abrieran. Era una mañana fresca, no hacía viento y parecía perfecta para reflexionar las palabras del Genio y pensar más seriamente sobre el próximo deseo y todas sus consecuencias.
—¡Hola Vio! —su voz llegó por detrás, y cuando me nombró, sentí que estaba seguro de cuál debía ser mi siguiente deseo —. ¡Has llegado muy temprano hoy! ¿que mosca te ha picado?
—¡Hola Ju! ¿Mosca? Ninguna, pedí un deseo para llegar a todas partes a una hora conveniente y creo que hoy ha resultado bien.
—¿Un deseo? Jajajaja ¿acaso la tetera que compraste el jueves concede deseos? Porque de ser así, yo necesito unos cuantos ¿sabes? —ambos reímos, ella porque creía que era algo gracioso y yo porque podía decirle la verdad y ella no se daría cuenta que en realidad no bromeo (el Genio no sale de una lámpara mágica, sino de una tetera pequeña).
Le hablé sobre lo que comentó el Genio (sin decirle quien me lo había dicho) y le pregunté que opinaba ella sobre el tema pero, al parecer también se quedó pensando en el asunto y al final me dijo que a ella se le complicaba mucho todo eso sobre el egoísmo; ella no lo entendía y no sabía que pensar al respecto. Al final solo me dijo que nos veríamos a la salida para seguir conversando de ello pues ya era la hora de entrada y nosotros nos estábamos retrasando.
El día transcurrió lento, pero me hacía feliz saber que el deseo anterior funcionaba bien. Al final de las clases salí un poco tarde, pero realmente no me preocupé, si el deseo funcionaba, esa tardanza me traería algo bueno y así fue: Ju también había salido tarde.
—Espero no haberte hecho esperar mucho, me tocó hacer la limpieza del áula — ella se había recogido el cabello en una coleta y cuando me habló estaba por deshacerla pero se lo impedí —¿Por qué, tengo algo en el cabello?
—¡No! ¡Nada de eso! Simplemente me agrada como te ves... así. —ella se ruborizó un poco mientras yo sentía que mi cara se ponía caliente, supongo que también me sonroje; comenzamos a caminar en dirección a su casa (o eso creía yo) pero en silencio, hasta que decidí decir algo: —Y bueno, no terminaste de decirme lo de está mañana.
—Si, bueno, yo decía que en mi casa me han dicho que suelo ser muy egoísta, porque apesar de tener hermanos no me agrada compartir nada con ellos y tal vez tengan razón un poco, pero lo que no entiendo a veces es el porqué debería compartirlo todo, para algunas personas suena mal cuando lo digo pero, me gusta que mis cosas sean únicamente mías, no sé... realmente no sé cómo explicarlo...
—¡Oh, no! Descuida, en realidad creo que te entiendo un poco...
—¿En serio? ¿Pensaba que tú eras hijo único?
—Em... si, de hecho si pero... —ella me veía con una expresión de curiosidad, expectante a que yo pudiera decir algo sin sentido o algo que realmente no pensara —me refiero a... que entiendo que quieras que tus cosas sean solo para ti. A mi me gusta que mis cosas estén a mi disposición todo el tiempo. No creo que eso sea algo egoísta ¿o si?
—No lo sé.— Se despidió en ese momento, ella dijo que tenía que pasar a ver a su papá antes de llegar a su casa; intenté acompañarla un rato más pero ella me lo impidió, no supe por qué. Me sentí incómodo por un momento mientras ella solo se iba.
De regreso a mi casa no podía dejar de pensar si acaso había dicho algo que la molestara o por qué había decidido no seguir conversando. Ahora tenía más deseos para el Genio, pero no sabía con cuál empezar. Debía pensar en ello y las posibles consecuencias en caso de que se pudieran realizar...

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