lunes, 11 de septiembre de 2017

El Genio de la Tetera (2° parte)


Llegue a mi casa, saqué la Tetera de mi mochila e hice salir al genio para pedirle el deseo.
—Para complacerte vengo cuando me llamas...
—Si si si, deja tu discurso. Tengo mi siguiente deseo— me vio con total desaprobación por haberlo interrumpido, fue la primera vez que lo hice. Estaba un poco desesperado, sentía una necesidad tremenda de decirle lo que deseaba así que realmente no me importó. Un gran error—. Verás, yo deseo saber qué piensa de mí la gente...
—¡Y yo te lo concedo..!
—No, espera, aún no termino... —él me interrumpió antes de terminar de formular el deseo y mientras yo le decía esto, lo concedió al chasquido de sus dedos. Sentí que no podía con el cuerpo y me desplomé contra el suelo. Apareció un humo grisáceo y espeso que inundó la habitación, no tenía olor y se desvaneció casi al instante, entonces me levanté poco a poco y vi al genio frente a mí —¡Oye, aún no terminaba de decirte mi deseo! ¿Por qué me interrumpiste? —al reclamarle vi de reojo el espejo que estaba detrás de él y me pareció ver algo raro. Yo ya sabía que él no poseía reflejo, pues no es un ser físico pero no puedo ver a través suyo porque, aunque no sea un ser físico, yo si podía verlo en forma completamente corpórea. Me tuve que inclinar un poco hacia un lado para ver bien el reflejo y confirmar que en ese momento yo tampoco tenía reflejo; casi al instante dirigí la mirada hacia el suelo (también en el espejo) y me horrorizó lo que vi allí, di media vuelta de inmediato y lo confirmé: mi cuerpo tirado a mis pies —¡AH! —mi grito fue como el de una niña muy asustada —¡QUÉ HAS HECHO! ¿Acaso me Mataste?
—¿Acaso tu no recuerdas el contrato? Tengo prohibido matar al dueño del artefacto.
—¡¿Pero, pero entonces que es lo que pasa?! ¿Por qué estoy aquí parado y también allí tirado? —me puse de rodillas junto a mi cuerpo mientras hablaba y traté de levantarme una mano pero solo atravesé el brazo como si fuera un fantasma —¡Hay no! —estaba muy asustado.
—Se llama proyección astral, tu cuerpo y tu alma se separan durante un tiempo sin necesidad de morir —mientras él hablaba yo trataba de ver si el cuerpo daba alguna señal de vida—. ¿Puedes ver el hilo brillante que sale de tu ombligo verdad?
—Si —lo vi después de notar que aparentemente mi cuerpo respiraba, así como el hecho de que el hilo llegaba a su ombligo, o el mío, o el de mi cuerpo... De mí a mí...
—Se le conoce como hilo de plata y es lo que mantendrá tu alma unida al cuerpo mientras está fuera de él.
—Pero ¿como hago para volver a mi cuerpo? ¿Qué pasará si el hilo se rompe?
—Divierte resolviéndolo —hizo su mueca de risa macabra y se esfumó.
No sabía que hacer, estaba asustado y había olvidado por completo lo que deseé. Intenté hacer lo que me parecía más lógico, porque era lo que se veía en las películas, y me recosté sobre mi mismo intentando tomar la misma posición que el cuerpo, después cerré los ojos mientras pensaba en despertar de lo que parecía un sueño horrible. Abrí los ojos me levanté y bueno... todo seguía igual, la proyección astral continuaba como si nada. Me sentía muy mal, cada vez más asustado así que intenté frotar la Tetera nuevamente para desear que el genio me regresara a mi cuerpo pero... ¡Ni siquiera podía tocarla! ¡Atravesaba todo! Estaba a punto de llorar pero en el momento entró mi mamá a la habitación, se asustó un poco cuando me vio en el suelo y se tranquilizó cuando mi cuerpo lanzó un largo suspiro; se acercó a hablarme y entonces sentí la necesidad extraña de despertar... Y desperté.
—Si tienes sueño ¿por qué no te recostaste sobre la cama? Además ¿Ya hiciste la tarea?
—Eehh... No, no he hecho la tarea y me pareció que el suelo estaba fresco...
—¿Estabas teniendo alguna pesadilla? Pareces un poco agitado
—Si, de hecho si...
—Bueno, me cuentas durante la comida, venía a decirte que ya casi está, tu papá llegará hasta la noche así que te tocará poner la mesa hoy, no tardes.
—Si, está bien, en un momento más iré. —en cuanto mi mamá se fue, tomé la tetera e hice salir nuevamente al genio, no estaba seguro que le diría pero algo tenía que saber.
—Para complacerte vengo cuando m...
—¡Deseo que dejes de repetir esa frase cuando te llamo mientras estés a mi servicio! —por segunda vez lo interrumpí en un mismo día... Y se vengará por ello, estoy seguro.
—Concedido. —No chasqueó los dedos, solo habló... con los dientes apretados. Su voz fue queda pero sonaba furioso, como si lo hubiera lastimado profundamente.
Estuvimos en silencio durante mucho tiempo, pero se interrumpió cuando mi mamá entró nuevamente a decirme que ya bajara a comer.
—Regresa a la Tetera —dije en cuanto ella se fué —creo que en realidad no tengo nada que pedir por el momento. —Me sorprendió escucharme a mi mismo tan tranquilo a pesar de lo impulsivo que solía ser en ocasiones. El Genio se disolvió en humo y este fue absorbido por la pequeña Tetera que tenía en la mano.
Durante la comida mi mamá me preguntó sobre el sueño que había tenido mientras dormí en el suelo, le conté casi todo lo que había pasado dejando a entender toda la situación como si fuera el sueño y antes de terminar fui interrumpido por la llegada de mi papá. Cuando él terminó de comer yo también había terminado de contar mi supuesto sueño.
—Sabes —comenzó a decir mi papá al tiempo que se paraba para servirse más sopa—, yo tenía ese don extracorporal en mi adolescencia —tanto mi mamá como yo nos vimos con cierta incredulidad al mismo tiempo (como en los programas de TV) y después lo vimos a él, que seguía comiendo sin preocupación como si hubiera dicho algo de lo más común —pero con el estrés de la universidad dejé de practicarlo y eventualmente lo perdí, ahora que he intentado nuevamente ya no puedo lograr que mi conciencia ni mi alma abandonen el cuerpo. Tal vez tú no viste un sueño —su mirada tenía una seriedad impresionante, casi sentí que me estaba regañando por creer que era un sueño —, quizás de verdad tengas ese don. Si lo sabes usar te puede traer muchos beneficios —y extrañamente me guiñó el ojo.
Terminamos de comer y enseguida me fui a mi habitación. Una vez ahí me puse a investigar en Internet sobre el tema y solo decían lo que me dijo el genio: el alma y el cuerpo se separan pero permanecen unidos por el «hilo de plata». Lo que no me quedó claro es lo que pasaría si este hilo se corta; debido a que nadie ha podido demostrar que la proyección astral sea algo real, las teorías sobre la ruptura del hilo de plata varían de un sitio a otro, aparentemente lo peor que podría pasar es que mi alma se pierda en un mundo de sombras y mi cuerpo quede inconsciente para siempre. Lo que ninguna página menciona es aquello que podría romper el hilo.
Decidí que lo mejor sería pedir otro deseo como el de leer la mente con telepatía o algo parecido y no usar la proyección hasta no averiguar qué podría cortar el hilo, aunque también podría preguntárselo al Genio o pedirlo como un deseo para obligarlo a que me lo diga. Pero aún así parecía muy tentadora la idea de la telepatía.
En el contrato que el Genio me dio a firmar al principio, decía que teóricamente no tenía límite de deseos mientras el objeto que lo invoca esté en mi posesión, sin embargo si tenía un límite por día: 3 deseos o invocaciones, lo que ocurriera primero y ya había hecho 2 invocaciones en este día, tenía que pensar bien en el siguiente deseo o de lo contrario tendría que esperar hasta mañana. Las ansias de saber lo que Ju pensaba de mi me estaban deshaciendo, pero no quería pedir otro deseo cuyas consecuencias pudieran ser desconocidas y/o peligrosas.

lunes, 3 de julio de 2017

El Genio de la tetera (1°parte)

—Y... ¿Bien? ¿Cuál será tu siguiente deseo? —El genio parecía estar de buen humor; estuvimos 3 días sin vernos después del deseo anterior, supongo que en ese tiempo reflexionó sobre lo que discutimos. Esa fue una discusión irónica, pero supongo que el deseo está funcionando, aún es temprano y ya estoy por llegar a mi destino. 
—Bueno... En realidad no sé que pedir... —Yo fingía que hablaba por teléfono porque los demás no veían a mi sirviente, eso le molestaba pero yo no quería que los demás pensaran que me encontraba hablando sólo, como si estuviera loco, aunque probablemente lo estaba, después de todo ¿quién creería que los genios de los cuentos (si, esos que cumplen deseos y aparecen de las lámparas) son reales y yo tenía uno a mi servicio que solo yo podía ver?
—TUVISTE TRES DÍAS PARA PENSAR EN ELLO —dijo interrumpiéndome con voz enfurecida pero sin gritar.
—¡Pues tu tardaste mucho en cumplir con el anterior! —le repliqué con voz a cuello. La gente del lugar volteó a verme después de eso pero no me di cuenta, hasta más adelante —¡si lo hubieras hecho más rápido no habría dudado en decirte el siguiente en ese instante!
—PUDISTE HABÉRMELO DICHO ESE MISMO DÍA INMEDIATAMENTE DESPUÉS —el genio comenzaba a transformarse en algo parecido a un reptil.
—¡Y como iba a hacer eso sí desapareciste al instante!
—SI FROTAS EL OBJETO YO APARECERÉ DE INMEDIATO; RECUERDO HABERLO DICHO CUANDO FIRMASTE EL CONTRATO.
    Al instante recordé que me lo dijo también​ después de pedir el primer deseo. Me tranquilicé después de eso y volteé hacia los lados, fue ese el momento en que noté que varias personas me veían y decidí irme de allí.
    Continúe caminando mientras el Genio me seguía por detrás. Me sentía avergonzado por lo que acababa de ocurrir y no dije nada durante un buen rato.
—Y... ¿Bien? —su voz se calmó también pero aún sonaba molesto— ¿me dirás el siguiente deseo hoy o deberé esperar más?
—No lo sé, es algo complicado. Todos los deseos que se me ocurren podrían tener consecuencias inesperadas.
—Es un riesgo que correr, por eso se firma el contrato.
—Y ningún deseo es reversible ¿cierto? Habría que seguir con las consecuencias hasta el final. —Él asintió con la cabeza— Al menos el deseo anterior lo formulé bastante bien...
—Eso solo hasta donde tú lo crees — el Genio hizo una mueca horrible torciendo los labios, era como una sonrisa en extremo maliciosa.
—¿Hasta dónde yo creo? ¿Eso qué significa?
—Es demasiado pretencioso e infantil de tu parte creer que un deseo está bien formulado, el contrato que firmaste lo dice explícitamente: «Ningún deseo estará perfectamente bien formulado por muy largo y/o detallado que sea...»
—Siempre tendrá huecos imposibles de rellenar por la persona que lo pide, huecos que será necesario tapar, por lo que el Genio está en libertad de actuar como le parezca necesario para dicha acción, de lo contrario el deseo no se realizará por los motivos explicados en los capítulos​ de “Continuidades Temporales” y “Realidad y Tiempo”.
—Exacto.
—Pero aún así, lo formulé bastante bien para mi conveniencia...
—Tu conveniencia basada en tus propios criterios no significa que sea algo bueno, de hecho podría ser considerado algo egoísta... Y el egoísmo lleva a pensamientos y actos maliciosos que pueden afectar el bien común e incluso el bien propio. —Las palabras del Genio me dejaron pensando durante mucho tiempo, así que me ví en la necesidad de pedirle que se retirara y me dejara pensar y sopesar lo acababa de decirme.
   Llegué a la escuela con media hora de anticipación, aún estaba cerrada la entrada principal. Me senté en uno de los columpios del parque que se encontraba frente al edificio para esperar a que abrieran. Era una mañana fresca, no hacía viento y parecía perfecta para reflexionar las palabras del Genio y pensar más seriamente sobre el próximo deseo y todas sus consecuencias.
—¡Hola Vio! —su voz llegó por detrás, y cuando me nombró, sentí que estaba seguro de cuál debía ser mi siguiente deseo —. ¡Has llegado muy temprano hoy! ¿que mosca te ha picado?
—¡Hola Ju! ¿Mosca? Ninguna, pedí un deseo para llegar a todas partes a una hora conveniente y creo que hoy ha resultado bien.
—¿Un deseo? Jajajaja ¿acaso la tetera que compraste el jueves concede deseos? Porque de ser así, yo necesito unos cuantos ¿sabes? —ambos reímos, ella porque creía que era algo gracioso y yo porque podía decirle la verdad y ella no se daría cuenta que en realidad no bromeo (el Genio no sale de una lámpara mágica, sino de una tetera pequeña).
   Le hablé sobre lo que comentó el Genio (sin decirle quien me lo había dicho) y le pregunté que opinaba ella sobre el tema pero, al parecer también se quedó pensando en el asunto y al final me dijo que a ella se le complicaba mucho todo eso sobre el egoísmo; ella no lo entendía y no sabía que pensar al respecto. Al final solo me dijo que nos veríamos a la salida para seguir conversando de ello pues ya era la hora de entrada y nosotros nos estábamos retrasando.
   El día transcurrió lento, pero me hacía feliz saber que el deseo anterior funcionaba bien. Al final de las clases salí un poco tarde, pero realmente no me preocupé, si el deseo funcionaba, esa tardanza me traería algo bueno y así fue: Ju también había salido tarde.
—Espero no haberte hecho esperar mucho, me tocó hacer la limpieza del áula — ella se había recogido el cabello en una coleta y cuando me habló estaba por deshacerla pero se lo impedí —¿Por qué, tengo algo en el cabello?
—¡No! ¡Nada de eso! Simplemente me agrada como te ves... así. —ella se ruborizó un poco mientras yo sentía que mi cara se ponía caliente, supongo que también me sonroje; comenzamos a caminar en dirección a su casa (o eso creía yo) pero en silencio, hasta que decidí decir algo: —Y bueno, no terminaste de decirme lo de está mañana.
—Si, bueno, yo decía que en mi casa me han dicho que suelo ser muy egoísta, porque apesar de tener hermanos no me agrada compartir nada con ellos y tal vez tengan razón un poco, pero lo que no entiendo a veces es el porqué debería compartirlo todo, para algunas personas suena mal cuando lo digo pero, me gusta que mis cosas sean únicamente mías, no sé... realmente no sé cómo explicarlo...
—¡Oh, no! Descuida, en realidad creo que te entiendo un poco...
—¿En serio? ¿Pensaba que tú eras hijo único?
—Em... si, de hecho si pero... —ella me veía con una expresión de curiosidad, expectante a que yo pudiera decir algo sin sentido o algo que realmente no pensara —me refiero a... que entiendo que quieras que tus cosas sean solo para ti. A mi me gusta que mis cosas estén a mi disposición todo el tiempo. No creo que eso sea algo egoísta ¿o si?
—No lo sé.— Se despidió en ese momento, ella dijo que tenía que pasar a ver a su papá antes de llegar a su casa; intenté acompañarla un rato más pero ella me lo impidió, no supe por qué. Me sentí incómodo por un momento mientras ella solo se iba.
   De regreso a mi casa no podía dejar de pensar si acaso había dicho algo que la molestara o por qué había decidido no seguir conversando. Ahora tenía más deseos para el Genio, pero no sabía con cuál empezar. Debía pensar en ello y las posibles consecuencias en caso de que se pudieran realizar...